DIAGNOSTICO
De acuerdo a la OMS ¨La
depresión es un trastorno mental frecuente, que se caracteriza por la presencia
de tristeza, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa o falta de
autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta
de concentración¨.
Por
otro lado, el termino seudodemencia depresiva se utiliza para describir un
síndrome que se asemeja mucho a la demencia en lo que toca al aparente
deterioro intelectual, pero que se debe a un trastorno depresivo del afecto.
Puede llegar a hacerse crónica o recurrente y dificultar sensiblemente el
desempeño en el trabajo o la escuela y la capacidad para afrontar la vida
diaria.
Muchos
sujetos que han sufrido episodios depresivos en el pasado, saben diferenciar
muy bien la tristeza, el malestar psíquico y la discapacidad que sufrieron en
aquellos episodios, del malestar provocado por los síntomas emocionales y
afectivos derivados de enfrentar los problemas de la vida cotidiana. Los
síntomas abarcan desde cuadros con escasa repercusión funcional, hasta otros
enormemente discapacitantes por la severidad de los síntomas clínicos, en las
situaciones de duelo se ha observado que el 35-58% de los sujetos que han
sufrido la pérdida de un ser querido tienen un síndrome depresivo al mes de la
pérdida, así como también la presencia de síntomas psicóticos, graves
alteraciones psicomotoras y síntomas cognitivos.
Como
profesionales en formación debemos enfocar nuestros esfuerzos en una tarea
primordial, que es evaluar multidimensionalmente a las personas en su
interacción con los contextos en que se desenvuelven, para así determinar los
tratamientos y servicios de apoyo que necesitan. En el estudio de caso
analizado debemos tener en cuenta los ámbitos familiar, comunal, institucional
e individual con los cuales tiene interacción nuestra consultante, para poder
realizar una evaluación integral.
Ares
citado por Campa badal, define la familia como ¨…la unidad social construida por
un grupo de personas unidas por vínculos consanguíneos, afectivos y/o
cohabitacionales que llenan necesidades diversas en el ser humano para su
desarrollo integral¨ (2001:61) de acuerdo a esta definición podemos ver
claramente que la familia tienen un valor importante a la hora de hacer el proceso
de evaluación en una persona, este ámbito nos ofrece información relevante con
respecto a la dinámica del grupo familiar, las necesidades, intereses y la
participación que ejerce dentro de la unidad social. De acuerdo a la
información en el estudio de caso, la paciente antes de suceder el accidente
tenía un vínculo familiar unido, estable, bien conformado, con una crianza bien
definida y con buenas relaciones personales. Este ámbito se ve seriamente
afectado después del accidente, ya que se destruyeron la totalidad los vínculos
afectivos con los que contaba.
En el
ámbito individual no se mencionan datos del desarrollo prenatal y evolutivo que
tuvo la paciente, de igual manera la historia médica que ha tenido a lo largo
de su vida; pero en cambio si manifiesta que era una persona exitosa, asistió a
escuelas excelentes, con buenas relaciones familiares y personales, tenía un
futuro prodigioso y grandes aspiraciones. Cabe destacar que la información
brindada en este punto es una de las más importantes a la hora de realizar la
evaluación.
El
ámbito comunal donde se desenvuelve la paciente después del accidente es un
lugar lleno de muchas necesidades y dificultades; vivir como habitante de calle
fue algo que en cierta forma llevo a un proceso de adaptación en la paciente
para sobrellevar la depresión que padece, sin olvidar las comodidades que tenía
antes, ella vivía en barrio de clase media alta, con buenas relaciones en el
entorno y su familia.
El
ámbito institucional en que se desempeñaba la paciente, era un ámbito con
muchas expectativas, ya que ella tenía muchas ambiciones como abogada, siempre
se visualizó teniendo reconocimiento y prestigio a lo largo de su vida.
Como es de conocimiento general, los seres humanos
desarrollamos apego emocional o afectivo por otras personas, en especial,
nuestra familia. El psicólogo John Bowlby (1907-1990) planteó: “el apego es el
vínculo emocional que desarrolla el niño con sus padres (o cuidadores) y que le
proporciona la seguridad emocional indispensable para un buen desarrollo de la
personalidad. El estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño es
determinado en gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de su
principal figura de afecto (persona con que se establece el vínculo)”.
Partiendo de esta teoría posteriormente se identificó que los adultos también
sentimos apego por las personas que apreciamos (adultos o niños): familiares,
pareja, amigos, compañeros, etc.
Por otro lado, el modelo de la psicóloga Elisabeth
Kübler-Ross (1926-2004), que trata acerca de las cinco etapas del duelo,
refiere que las personas lidiamos con la tragedia que puede ser por amenaza a
nuestra propia vida (enfermedad terminal) o por la pérdida (de un ser querido,
de un buen trabajo, bienes materiales, etc) a través de un proceso que se
desarrolla en cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión (dolor
emocional) y, finalmente, aceptación. Igualmente, plantea que las personas no
atravesamos todas las etapas y no lo
hacemos necesariamente en el orden planteado. Algunas personas pueden saltar de
una etapa a otra e incluso recaer varias veces en la misma.
Regresando al caso de la paciente, considero que
dado que ella se encontraba naturalmente apegada a su familia, fue traumático
perderlos a todos en un mismo evento. La tragedia de su realidad y el
sentimiento de culpa por ser única sobreviviente; sumados a que era la persona
que conducía el vehículo, generaron dificultades para sobrellevar su duelo en
forma adecuada. Asimismo, debemos considerar sus antecedes genéticos por los
episodios de depresión grave que ha sufrido la madre. Asimismo, cuando ella acudió a la estructura
familiar y red de apoyo que le quedaban, encontró rechazó y acusación;
perdiendo lo poco que quedaba de fuerza interior, sumiéndose en un episodio de
depresión mayor, posiblemente, con síntomas psicóticos, dado que ella veía a su
esposo e hijos y escuchaba que la llamaban frecuentemente (alucinaciones
auditivas).
El manual de trastornos mentales (DSMIV) indica que
el episodio depresivo mayor posee las siguientes particularidades:
1. La característica esencial de un episodio
depresivo mayor es un período de al menos dos semanas durante el que hay un
estado de ánimo deprimido o una pérdida de interés o placer en casi todas las
actividades.
En el caso de la paciente, ha estado triste o
deprimida durante tres años.
2. El sujeto también debe experimentar al menos
otros cuatro síntomas de una lista que incluye cambios de apetito o peso, del
sueño y de la actividad psicomotora; falta de energía; sentimientos de
infravaloración o culpa; dificultad para pensar, concentrarse o tomar
decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte o ideación, planes o intentos
suicidas.
La paciente ha mostrado claramente sentimientos de
culpa e infravaloración, dificultad para pensar, falta de concentración e
imposibilidad para la toma de decisiones. Los sentimientos de culpa la han
llevado a desear estar muerta para encontrarse con sus seres queridos. Ha
descuidado de ella misma, tanto en su alimentación como en su cuidado personal.
3. Para indicar la existencia de un episodio
depresivo mayor, un síntoma debe ser de nueva presentación o haber empeorado
claramente si se compara con el estado del sujeto antes del episodio.
Claramente, ella ha desmejorado a través del
tiempo.
4. Los síntomas han de mantenerse la mayor parte
del día, casi cada día, durante al menos dos semanas consecutivas.
Los síntomas han sido persistentes durante tres años.
5. El episodio debe acompañarse de un malestar
clínico significativo o de deterioro social, laboral o de otras áreas
importantes de la actividad del individuo. En algunos sujetos con episodios
leves la actividad puede parecer normal, pero a costa de un esfuerzo muy
importante.
Ha presentado deterioro social, laboral, familiar y
en todos los contextos de su vida. Al
momento de la conducta su comportamiento es anormal y disfuncional.
Según
el Dr., Salvador Giménez: “los síntomas del trastorno de depresión post-traumático y otras reacciones al trauma
modifican la forma en que la víctima superviviente siente y actúa, las
experiencias traumáticas que ocurren a uno de sus miembros pueden afectar
también al resto de la familia. Cuando las reacciones al trauma son severas y
se prolongan en el tiempo, sin tratamiento, pueden producir grandes problemas
en las familias”
Cuando
los individuos han vivido o presenciado una situación difícil en su vida, donde
su integridad física y psicológica se ha visto amenazados decimos que ha
sufrido una experiencia traumática. Casos como la pérdida de un ser querido,
una accidente que dejan personas incapacitadas, dificultades económicas o
sociales, entre otras; Estos nos pueden ocasionar síntomas de depresión, que
sostenidos a largo plazo pueden desencadenar en una depresión crónica o
post-traumática. No todas las personas reaccionan de igual manera ante un
acontecimiento traumático, algunas reaccionan inmediatamente, mientras que en
otros casos la respuesta se retrasa meses e incluso años. Las depresiones
postraumáticas se manifiestan de diferentes maneras según la edad en la que se
encuentre el sujeto.
Los síntomas postraumático se
clasifican en tres categorías:
El revivir: recordar
constantemente el hecho o suceso, los recuerdos generan malestar, reacciones
físicas, pesadillas y producen momentos angustiantes que se vuelven repetitivos
y difíciles de controlar.
La evasión: se
muestra falta de interés e importancia por las cosas normales y cotidianas, se
vuelven sujetos inestables y que nada les importa, se alejan de las personas y
viven un futuro incierto.
La excitación: se afectan debido a
que se les dificulta concentrarse, con facilidad se sobre exalta, presenta
dificultades para dormir, tiene sentimientos de culpa, y empiezan a generarse
cambios en su vida diaria y a afectase su vida y su salud.
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